José Mourinho coloca en las paredes del vestuario imágenes
de los partidos con las jugadas a corregir.
Muchos (al igual que yo) se preguntaran ¿cual es el secreto
del éxito en equipos como el Barcelona y el Real Madrid?… las respuestas pueden
ser muchas y alrededor de esta se pueden generar un sin número de hipótesis.
Por ello, en esta ocasión les quiero compartir algo que encontré en la red y
que en mi concepto, tendría bastante relación con el gran presente del conjunto
merengue.
Pues bien, arranco resaltando la importancia de un director
técnico en un equipo; teniendo en cuenta que desde su cabeza, sus estrategias y
sus decisiones, arranca el andar efectivo de un equipo. En ese orden de ideas,
resulta interesante analizar una llamativa estrategia táctica que utiliza José
Mourinho con el Real Madrid y que podría explicar de alguna manera el verdadero
origen de su exitoso andar.
La estampa se repite prácticamente cada vez que juega el
Real Madrid un partido. Al día siguiente o dos días después si hay jornada de
descanso, los jugadores se enfrentan al ‘muro’ de los errores. En cuanto entran
al vestuario se topan con las imágenes impresas de alguna jugada que ha costado
un gol o que ha disgustado a su entrenador. Los fallos, a la pared.
Una serie de pantallazos televisivos son colocados de manera
secuencial para examinar qué movimiento se hizo mal o quién se equivocó en una
marca. Todo con el fin de que el futbolista que no estuvo acertado sepa por qué
y no vuelva a cometer el fallo. The Special One no pasa una…
Por ejemplo, un contragolpe del rival. Este curso ha habido
más de uno que ha costado goles al Madrid. Pues bien, Mou coloca de manera
ordenada las impresiones para que los jugadores vean cómo se movieron durante
la jugada y si lo hicieron bien o mal. Otra acción que va a la pared son los
saques de esquina. Los marcajes mal hechos quedan inmortalizados.
Otros técnicos optan por una sesión de vídeo analizando el
juego propio, pero Mou prefiere que esas imágenes colgadas de la pared convivan
con la plantilla durante unos días, para que se les grabe en la cabeza que una
y no más.
Pero las armas de Mourinho contra los errores de sus
jugadores no sólo son tecnológicas. El papel y el bolígrafo también causan
estragos. Su libreta es la otra soplona. Cuando el entrenador baja la cabeza y
apunta en su bloc de notas, lo habitual es que escriba un error concreto de un
jugador. Porque en la libreta mandan los errores.
Por tanto, al día siguiente del partido, la estampa es
recurrente. Mou llama a capítulo a un jugador. Este acude a su lado. Y el
técnico agarra la libreta, la abre, y señala. ‘Mira, en el minuto 7′ estabas en
nuestro campo, intentaste un regate y perdiste el balón’, puede ser
perfectamente una de las situaciones. La verdad, escrita por Mourinho de puño y
letra, es irrefutable. Ante eso, al futbolista no le queda otra que callar y
admitir el error.
De esa manera, se estaría confeccionando desde el vestuario
blanco uno de los mejores equipos del mundo en la actualidad y el que a punta
de ‘muro y libreta’, pasará a ser recordado durante todos los tiempos.
Mourinho, demuestra que además de polémico, es un director técnico 2.0
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