Hay que remontarse a la China de la dinastía Han, hace 2.200 años, para encontrar la evidencia más antigua de este deporte de masas, el fútbol. Se trata del ts’uh kúh, que viene a significar dar patadas a un balón de cuero. El juego, que se practicaba con las manos y los pies de una forma más o menos violenta, nació como un método de adiestramiento militar en el que los espectadores hacían grandes apuestas. Al finalizar, el capitán del equipo derrotado era castigado y flagelado en público.
El ts’uh kúh o tsú-chú pasó a Japón, donde surgiría ya en la era medieval un juego cortesano que fue bautizado como kemari. En este nuevo deporte, la habilidad sustituyó a la fuerza bruta que caracterizaba a los jugadores chinos. Príncipes y cortesanos se reunían en un patio que hacía las veces de campo de juego –mari-no-niwa– para jugar con una pelota –elma-ri– confeccionada con piel de cerdo o de ciervo.
En Corea, concretamente en el reino de Shilla, también surgió hace 1.500 años un juego de pelota como estrategia de entrenamiento militar, el denominado chukkuk.
El ts’uh kúh o tsú-chú pasó a Japón, donde surgiría ya en la era medieval un juego cortesano que fue bautizado como kemari. En este nuevo deporte, la habilidad sustituyó a la fuerza bruta que caracterizaba a los jugadores chinos. Príncipes y cortesanos se reunían en un patio que hacía las veces de campo de juego –mari-no-niwa– para jugar con una pelota –elma-ri– confeccionada con piel de cerdo o de ciervo.
En Corea, concretamente en el reino de Shilla, también surgió hace 1.500 años un juego de pelota como estrategia de entrenamiento militar, el denominado chukkuk.
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