Es época de futbolistas con futuro incierto, que inician la pretemporada con un equipo y un entrenador nuevo sin tener la seguridad de acabar jugando en ese club, siempre pendientes de rumores, de su agente y de convencer al 'míster'. Y también, en sentido menos genérico, es época en la que el Barça busca un central. Dos ingredientes mezclados que nos traen la historia del cromo de hoy, la de Manolo (Ruiz) Hierro y su fichaje por el Barça.
Allá por las temporadas 86-87 y 87-88, un defensa malagueño destacaba en el Valladolid de Vicente Cantatore. Contundente y bueno en el corte desde su posición de líbero, ofrecía un porte de los que antes llamaban mucho la atención. Su nombre futbolístico, Hierro II, se debía a que en su etapa en el Málaga coincidió con su hermano Antonio, o lo que es lo mismo Hierro I. En crecimiento ya estaba Fernando, el tercer hermano, el que nunca fue llamado Hierro III.
Sus dos campañas de blanquivioleta llamaron la atención de los grandes. Real Madrid, Barça y Atlético preguntaron por él en Pucela. Cuando el Madrid parecía tenerlo hecho, Josep Lluis Nuñez (por entonces José Luis) y Joan Gaspart(por entonces Juan) hicieron una oferta irrechazable (150 millones de pesetas más la cesión del canterano Alberto Albesa). Era el mes de febrero de 1988 y Manolo Hierro ya era culé para la próxima campaña.
Pero en esos meses que transcurrieron de febrero a julio, algo cambió en el Barça. Johan Cruyff aterrizó con mando en el Camp Nou y volteó la plantilla. Pronto se escuchó el rumor de que el holandés no quería a Manolo Hierro en su equipo. De hecho, el día de su presentación como culé se habló más de su posible marcha que de su llegada. "Vengo a un club serio, no creo que aquí sucedan cosas así", advirtió ingenuo. El propio Gaspart, en lo que meses más tarde se interpretó como un intento de ponerle de nuevo en el mercado más que de resalzar el producto recién comprado, aseguraba a escondidas a los periodistas que el Madrid seguía llamando día sí y día también preguntando por Hierro.
Empezó la pretemporada en Holanda y las sospechas se fundaron. Hierro no contaba para Cruyff que acumulaba tráfico en el centro de la zaga: Aloisio, Serna, Salva, Migueli y Alexanco. "Para que Manolillo juegue tendrían que haberse muerto todos estos antes", aseguraba meses más tarde un jovencísimo Fernando Hierro, que con 20 años acababa de ser llamado a la selección nacional. Cruyff deslizó que Manolo no asimilaba su sistema y que era un armario y a dos días de empezar la Liga, sin ningún partido oficial en su haber, lo mandó al Betis, cedido, junto a Calderé y Rojo. Nunca más, si es que se puede considerar que estuvo allí, volvió al Barça. Del Villamarín pasó al Tenerife al año siguiente, también cedido, y el club insular acabó haciéndose con él por 55 millones de pesetas, 100 menos de lo que costó.
La historia como futbolista de Manolo Hierro no fue a más, pero la intrahistoria de su fichaje sí, según se sucedieron los acontecimientos despues. Su valedor para llegar a Can Barça fue el secretario técnico del club Ramón Martínez, que poco antes había ejercido el mismo cargo en el Valladolid. Lo vendió como 'El Koeman de Pucela' y Núñez y Gaspart le compraron la idea y el jugador. Era el inicio de la 88-89, recordamos. La temporada siguiente el Real Madrid se hacía con Fernando Hierro, el hermano pequeño y el que resultó ser el bueno, también procedente del Valladolid. No hubiese extrañado a nadie, de no ser porque meses después de este fichaje, aterrizaba en el club blanco el propio Ramón Martínez.
La leyenda urbana se forja pues, en una de tres situaciones. La primera, la de menos picaresca pero quizá la más real. El Barça fichó a Manolo Hierro creyendo que era un gran fichaje y luego apareció su hermano que resultó ser mejor. La segunda, la del error inocente, que consistiría que Ramón Martínez se equivocó de Hierro y fichó al equivocado. Y la tercera, la del error intencionado, que hace grande la leyenda urbana, consistente en que el propio Martínez, como se suele decir ahora, "hiciera el lío" al Barça en favor de su nuevo club.
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