El guardameta debe ser un sujeto emocionalmente estable, controlado y muy seguro de sí mismo. Con una alta confianza en sus capacidades y una gran autoestima. 3. Tolerancia a la frustración. La frustración es algo muy frecuente, ya que cualquier situación que nos impida la consecución de nuestros objetivos puede ser considerada como frustrante. El guardameta es el jugador con una mayor carga de responsabilidad en sus acciones, un error suele significar encajar un gol
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