Entendemos por geometría el estudio de las propiedades y de las medidas de las figuras en el plano o en el espacio, según la Real Academia Española.
Entendemos por geometría aplicada al fútbol todas aquellas figuras geométricas que se dan durante el desarrollo de un partido en un equipo en el terreno de juego.
En un equipo determinado hay unas figuras que son las que han permitido una serie de conceptos estándar para la posible circulación de balón. Ese equipo ha sido el Barcelona de Pep Guardiola. El hasta este año entrenador del equipo azulgrana ha desarrollado la filosofía holandesa a la máxima potencia. Esa filosofía habla de los triángulos de posición.
Los triángulos de posición son aquellas figuras geométricas en forma, como su propio nombre indica, de triángulos para poder generar dos posibles salidas al poseedor del balón para su posible, correcta y acertada circulación de la pelota.
La clave de esto no está en la figura en sí, sino en los detalles. Unos detalles que son los que permiten poder acelerar la velocidad del balón, sacarlo de las zonas de presión, tener una visión del entorno para poder interpretar el juego y que el jugador saque a relucir la calidad innata que tiene.
Empezamos a destacar que para poder lograr un buen juego posicional, un equipo debe tener una buena racionalización del espacio de juego. Para ello, formar figuras geométricas en el espacio se vuelve vital para poder generar mejores interpretaciones en la circulación de la pelota. Los movimientos son simples, se vuelven mecanizados una vez el jugador interpreta la acción, puesto que la función es ordenarse a través de la pelota. Conceptos como el hombre libre o conceptos inamovibles en la filosofía azulgrana como son el conocimiento de los primeros hombres, los segundos y los terceros. Estos hombres permiten descargar el juego, profundizar en él o mantener la posesión.
Vayamos, pues, a los detalles que marcan ese posicionamiento previo a la recepción del balón:
1.- Posicionarse siempre en diagonal al poseedor del balón: garantiza darle una salida, como también permite estar siempre en cobertura para un posible error en el pase o una posible intercepción/anticipación, evento que nos permite tener siempre a alguno de los dos (pasador/receptor) por detrás de la pelota y no ser superado.
2.- Perfil del cuerpo: el jugador que le da una salida al poseedor debe estar perfilado para tener una visión tanto del compañero con balón como del entorno para evitar una posible anticipación. El culo debe mirar hacia fuera del campo para tener una visión lo más amplia posible del terreno y del entorno. Nunca ofrecerse frontalmente al poseedor, siempre en diagonal y perfilado. Conceptos clave para evitar errores en la circulación.
Avanzando en los conceptos y teniendo presentes los detalles para la posible recepción del poseedor, formamos figuras geométricas que nos dan un mejor concepto del ataque posible en lo que la circulación de balón se refiere. La escuela holandesa fue pionera en estos triángulos de posición/posesión para tener una adecuada circulación y poder generar combinaciones.
Guardiola lo tenía bien presente y el primer año su modelo se asentaba en esta creación de triángulos para tener un buen ataque posicional, un concepto que aprendió de Johan Cruyff y que siguió utilizando Van Gaal en sus dos etapas como entrenador culé. Eran vitales los triángulos formados por Piqué, Puyol y Yayá Touré para una buena salida de balón. Ha pasado a la historia el triángulo formado en la derecha por Alves, Xavi y Messi, así como el formado en el sector izquierdo por Henry, Iniesta y Eto’o. Todo se basaba en triángulos. Podía haber cambios de posición, era obligatoria la movilidad, pero todos esos movimientos tenían un fin: generar triángulos.
En el siguiente año, Guardiola le dio una vuelta de tuerca a su modelo y formó un rombo en el centro, con Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. El equipo se garantizaba tener juego diagonal, tener hombres por detrás y tener a un hombre que profundizaba el ataque por sus cualidades naturales como era el caso de Messi. Este era la punta de lanza del rombo. Flotando entre líneas, cuando se enlazaba con él, el juego tomaba un aire de verticalidad asentada en ese juego pausado de Xavi y esa interpretación inigualable de Iniesta sobre el juego y el ataque posicional.
En el último año se vio a un Guardiola mucho más innovador que nos ha llegado a mostrar la figura del pentágono, con Busquets en la base, Xavi e Iniesta por encima y Cesc y Messi más arriba. Pep se garantizaba tener mucha superioridad en el centro del campo, acumulaba a jugadores de un parecido perfil innato en sus cualidades para dominar el juego de posición y tenía a Messi. Al unísono, Cesc y Messi creaban y ocupaban espacios, llegaban de segunda línea e interpretaban la labor de esas dos puntas de lanza del pentágono.
Así pues, Guardiola fue evolucionando los triángulos de posición de la escuela holandesa, llegando a formar rombos y, en última instancia, un pentágono capaz de tener hasta cuatro posibles receptores del jugador en posesión. La geometría guardioliana ha jugado con las matemáticas para alcanzar el dominio de los espacios; ha jugado con los vértices para garantizar un buen número de salidas al poseedor; ha jugado con la historia para dejar atrás los triángulos de la escuela holandesa y a su maestro Johan Cruyff. El objetivo de Pep, aparte de mejorar la racionalización de los espacios para beneficiar su ataque posicional, siempre fue el de seguir innovando para que sus rivales no pudieran adaptarse a esos cambios geométricos en sus formas. Guardiola ha evolucionado el modelo holandés, mejorado el legado de su maestro y se ha ido superando en evoluciones tácticas. La geometría guardioliana ha sido clave para avanzar en un nuevo modelo posicional.
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