Una quinta irrepetible de jugadores guió a España en la toma de su primer Mundial
La selección encontró su exitoso estilo durante la conquista de la Eurocopa de 2008
Culminó su obra cumbre al jugar sin delanteros durante la de 2012
"La afición se siente identificada y nosotros disfrutamos", dicen los jugadores
Lo definió Vicente del Bosque como magia. Se refería al sueño cumplido de ver a España campeona de un Mundial de fútbol. Y lo fue. Pero se trató de un truco continuado que comenzó en 2008 y alargó sus efectos, de momento, hasta 2012. Ninguna selección en la historia ha conseguido enlazar tres grandes títulos consecutivos. Lo ha logrado una generación de jugadores irrepetible cuyas palabras descubrieron el secreto desde el primer día: el dominio del balón.
La selección española entendió la posesión como un bien común del grupo. Luis Aragonés esquinó la furia como leiv motiv del juego y le dotó del sentido que pedía la idiosincrasia de sus futbolistas. Fue en la Eurocopa de 2008 cuando España encontró un estilo triunfador. "Precisión extraordinaria en su pase, con una velocidad muy buena y con gol; eso es lo que la erige como una grande", asegura el técnico.
Entrenar a este equipo es una labor agradecida. Lo dicen los números. Aragonés lo dirigió en 59 partidos con un porcentaje de victorias del 70%. Del Bosque ha alcanzado el 81% en 61. Un récord. "Tenemos una filosofía muy buena, a la que todos los futbolistas que hay aquí y todos los jugadores de España se adaptan perfectamente. Priorizamos más el talento que el físico y la fuerza. La afición se siente identificada y disfrutamos nosotros, la afición y la gente del fútbol. No se puede pedir más". Xavi Hernández.
Histórico: el gol de Iniesta en el minuto 116 de la prórroga de la final del Mundial ante Holanda.
El centrocampista del Barcelona es quien, posiblemente, mejor reúne en sus cualidades la manera de hacer de esta España. Lo dicen sus dos últimos seleccionadores. Para Del Bosque: "Es de esos jugadores singulares que es muy difícil encontrar otro parecido”. Para Aragonés: “Es una persona de bien con condiciones extraordinarias para jugar al fútbol".
La increíble historia del tiki-taka comenzó a fraguar en los cuartos de final de la Euro de 2008 ante Italia. Aquella victoria en los penaltis permitió soltar el lastre de la maldición eterna de la selección. Luego desaparecieron todos los tópicos del desastre nacional con el gol de Torres ante Alemania en la final de Viena.
El Mundial de Sudáfrica fue el primero al que España acudió con opciones al título fundamentadas en una realidad constatable. Salió de la cita reconocida con el oro que envuelve los sueños de quienes alzan la Copa Jules Rimet. La gloria. El camino comenzó con una derrota ante Suiza que despertó el catastrofismo patrio. Siguió por la agónica vía de las victorias por la mínima. Encontró la cima en la exhibición ante Alemania en semifinales. Se elevó a la eternidad con un gol de Iniesta en el minuto 116 de la prórroga de la final ante una aguerrida Holanda.
La triple corona parecía una quimera. En la Eurocopa de 2012 había ausencias significativas como las dePuyol o Villa; se vislumbraba falta de gol; quedaba por medir el impacto real del reequilibrio de un vestuario amenazado meses antes por una quiebra emocional entre jugadores del Real Madrid y el Barcelona; el coste psicológico de una prensa exigente, vigilante y acunada en el éxito. Y España culminó la obra cumbre de jugar sin delanteros en la final ante Italia (4-0). Fue en la noche en la que todo el mundo coincidió en darle las gracias.
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